El Bikram Yoga cambió mi vida. Ahora dedico mi vida a compartir los beneficios del Bikram Yoga con el resto del mundo. Entra, relájate y… ¡disfruta!
El sábado 22 de noviembre celebraremos en Bikram Yoga Pozuelo nuestro tercer posture clinic, dedicado a las tres posturas de piernas separadas. Ya os he hablado aquí de las dos primeras (frente toca suelo con piernas separadas y triángulo) así que hoy me toca hablaros de la tercera. Supuestamente es la más fácil, una vez superada la postura cumbre de la serie (trikanasana), pero reconozco que para mí al principio era una de las más difíciles, incómodas y molestas de la clase. Afortunadamente, con el tiempo se vuelve más llevadera…
Comienza con los pies juntos y levanta los brazos arriba por los lados, mantén las palmas de las manos pegadas y cruza sólo los pulgares. Da un paso con el pie derecho hacia la derecha, no tan grande como en las posturas anteriores, un metro puede ser suficiente. Ahora gira sobre los talones hacia la derecha noventa grados, levantando los dedos de los pies y manteniendo los talones pegados al suelo. Los dos talones quedan en línea y el pie izquierdo (que está detrás) queda a 45 grados, lo que te ayuda a mantener el equilibrio en la postura. También te ayudará a adelantar la cadera izquierda hasta que las dos caderas queden perfectamente alineadas, en una línea paralela a la pared o el espejo que tengas delante. Esto es muy importante para hacer la postura correctamente y no lesionarte.
Estírate hacia arriba, pega la barbilla al pecho, exhala y baja con los brazos pegados a la cabeza, metiendo el estómago y mirándote el ombligo. Tu objetivo es tocar con la frente la rodilla derecha, pero esto al principio te resultará imposible. Para conseguirlo, puedes doblar un poco la rodilla derecha, pero debes mantener la pierna izquierda (que está atrás) completamente estirada, con la rodilla bloqueada. Mantén la barbilla pegada al pecho con la garganta atragantada (te resultará imposible tragar saliva), los ojos abiertos y la mirada en el ombligo, para conseguir la máxima compresión. Recuerda que tienes que intentar tocar con la frente en la rodilla, no con la nariz ni con la barbilla. Te ayudará estirar bien los brazos, más allá de tu pie derecho, y presionar con las manos en el suelo. Al principio, puedes separar las manos para guardar mejor el equilibrio.
Ya estás en postura y sin duda te sentirás incómodo, sobre todo las primeras veces. No puedes tragar y casi ni siquiera puedes respirar, pero debes intentar mantener una respiración normal, tranquila y profunda, durante toda la postura. El sudor te resbala por todo el cuerpo y se mete en tu nariz y tus oídos… No te preocupes, como te dije antes con el tiempo te acostumbras a todo y esta postura llega a ser soportable e incluso agradable. Es ahora cuando estás comprimiendo al máximo las glándulas tiroides y paratiroides, regulando tu metabolismo y tu sistema inmunológico, logrando así los principales beneficios de la postura. Es importante que lleves el peso a la pierna adelantada, que ahora es la derecha, para que las dos caderas estén alineadas y bien arriba, apuntando al techo. No debes bajar las caderas aunque dobles la rodilla derecha.
Aguanta unos segundos respirando y trata de poner las palmas pegadas en namaskar, aunque si no puedes hacerlo al principio no pasa nada. Al final de la postura, empuja con la frente la rodilla y trata de bloquearla un par de veces. Luego inhala y sube lentamente, para no marearte, con los brazos bien pegados a la cabeza. Gira sobre los talones hacia la izquierda 180 grados, pero hazlo poco a poco: primero noventa y luego otros noventa. Asegúrate de que los dos talones quedan en línea, el pie que está detrás (ahora es el derecho) a 45 grados y las dos caderas bien alineadas. Baja exhalando y repite la postura hacia el lado contrario, luego sube y descansa unos segundos antes de hacer el segundo set. Al hacer la postura por segunda vez, aprovecha que estás más caliente y flexible para intentar redondear más la columna y tratar de tocar con la frente más arriba de la rodilla, casi en el muslo.
Además de los beneficios indicados, que son comunes a todas las posturas de compresión, este ejercicio ayuda a reducir el abdomen, la cintura, las caderas, las pantorrillas y los muslos. Es cierto que al principio cuesta mucho, pero es que todo lo bueno cuesta. Así que no te lo pienses, porque sin duda el esfuerzo vale la pena.