El Bikram Yoga cambió mi vida. Ahora dedico mi vida a compartir los beneficios del Bikram Yoga con el resto del mundo. Entra, relájate y… ¡disfruta!
Si me conoces personalmente, es probable que en alguna ocasión te haya contado esta historia. Me ocurrió hace ya más de veinte años, pero creo que nunca la había relatado por escrito hasta hoy. Si lo hago ahora es porque el otro día la recordé, al participar en una meditación guiada en Bikram Boadilla. También hace un año me acordé de esta historia, cuando al final del Teacher Training Bikram Choudhury realizó con todos nosotros un increíble ejercicio de respiración y relajación.
Todo ocurrió un día cualquiera, después de comer. Yo entonces tenía la sana costumbre de dormir la siesta, supongo que estaba estudiando y por la mañana iba a clase. La verdad es que en aquella época viví algunas experiencias curiosas en la siesta, ese estado de duermevela me hacía a veces confundir lo que vivía en sueños con lo que me sucedía en la vida real. Pero ninguna de aquellas experiencias es comparable a la que viví aquel día, cada vez que la recuerdo se me ponen los pelos de punta.
En aquellos tiempos yo compartía habitación con mi hermano y la verdad es que no disponíamos de mucho espacio para los dos, así que dormíamos en literas, él arriba y yo abajo. Aquella tarde yo dormía en mi cama y mi hermano estaba estudiando a mi lado, sentado frente a su mesa de estudio. Curiosamente, yo estaba durmiendo boca arriba y veía todo lo que había a mi alrededor: sobre mí la litera superior, a mi izquierda la pared y a mi derecha la espalda de mi hermano, que estaba sentado en su silla pegado a mi cama.
De repente, sentí una extraña sensación, una fuerte presión en toda mi piel. Sentí cómo, con un gran esfuerzo, atravesaba mi piel y ascendía, pues veía cada vez más cerca la litera que estaba sobre mí. Sentí pánico y confusión, no podía salir de aquel pequeño espacio en el que estaba atrapado, así que volví a caer hacia abajo y me sentí de nuevo dentro de mi cuerpo. Cuando comenzaba a pensar que aquello había sido un sueño, se repitió la misma experiencia, con mayor intensidad aún si cabe que la vez anterior.
Yo estaba aterrado, no entendía lo que me estaba sucediendo, intentaba gritar pero no podía, trataba por todos los medios de avisar a mi hermano, que me daba la espalda y seguía estudiando como si nada. Fueron varias veces seguidas, siempre me ocurría lo mismo: sentía esa fuerte presión en toda mi piel, sobre todo en la cara, y veía cómo me acercaba rápidamente a la litera de arriba. Como no podía salir por ningún lado, volvía a caer y me acomodaba de nuevo dentro de mi piel, de mi cuerpo…
No recuerdo cuántas veces seguidas fueron, creo que tres o cuatro, quizá más. El caso es que al final aquella terrible pesadilla cesó y me quedé dormido plácidamente. Cuando desperté pregunté a mi hermano si había notado algo extraño mientras yo dormía y me dijo que no; yo me quedé con una extraña sensación, sabía que me había ocurrido algo muy especial pero no tenía ni idea de lo que era. Estuve varios días dándole vueltas, sintiéndome extraño, investigando por mi cuenta sobre aquella experiencia.
Entonces yo solía acostarme cada noche acompañado de la radio y a veces escuchaba un programa que trataba sobre fenómenos extraños y paranormales, algo así como el «Cuarto Milenio» que ahora hay en la tele. Una noche hablaron en ese programa sobre los viajes astrales y yo me quedé petrificado. Algunas personas contaron sus experiencias y coincidían exactamente con lo que yo había vivido, así que de pronto tuve claro lo que me había sucedido.
Lo que escuché en aquel programa me hizo perder el miedo y recuperar la curiosidad por aquella experiencia. Cada noche intentaba relajarme, respirar y meditar para que se repitiera aquello. Alguna vez logré sentir que me movía dentro de mi cuerpo, pero era de noche y todo estaba oscuro, así que no veía nada. Nunca conseguí que se repitiera aquel viaje astral y con el tiempo perdí el interés, aunque nunca podré olvidar lo que me sucedió aquella tarde. Fue una experiencia física y mental, intensa y tremenda.
Siempre he sido muy práctico, no me considero nada espiritual ni místico, pero creo que nuestra mente es un misterio y que hay muchas cosas dentro de ella que aún desconocemos. Nunca he creído necesario dedicar un tiempo cada día a meditar porque creo que lo hago continuamente, en cualquier momento. Sin embargo, cuando he dedicado unos minutos expresamente a meditar y a relajarme he alcanzado un estado difícil de explicar. También creí que era imposible explicar con palabras mi viaje astral, pero hoy por fin lo he hecho.
Yo he sabido de personas que realmente han viajado…Es decir,luego de salirse de su cuerpo, se ven sobrevolando otro lugar, a veces conocido, otras no, pero el pánico es no poder regresar…
Sí, yo también he oído esas historias, aunque no conozco a nadie que las haya vivido en primera persona… Casi prefiero haber estado encerrado, sin poder salir de ese pequeño espacio, ya pasé así bastante miedo… Besos