El Bikram Yoga cambió mi vida. Ahora dedico mi vida a compartir los beneficios del Bikram Yoga con el resto del mundo. Entra, relájate y… ¡disfruta!
Desde que comencé con este blog tenía la idea de dedicar una sección a las diferentes posturas de Bikram Yoga, pero aún no la había estrenado. He decidido empezar por esta postura porque es una de mis favoritas y, además, una de las más intensas y beneficiosas de toda la serie. Se trata de la máxima flexión de la columna hacia atrás y por eso se hace al final de la clase, porque sólo entonces la espalda está lo bastante caliente, preparada para hacer esta postura correctamente y sin riesgo de lesión.
Si Camello es una de mis posturas favoritas es porque a mí se me dan mejor las flexiones de la columna hacia atrás que hacia adelante, aunque esto os pueda parecer raro. Me cuesta menos hacer esta postura que Conejo, por poner un ejemplo. Yo disfruto al doblarme al máximo hacia atrás y abrir el pecho con toda la intensidad que requiere esta postura, aunque sé que a mucha gente le cuesta horrores. Por eso os quiero ayudar a perder el miedo al Camello, no es para tanto, sólo hay que atreverse y hacer la postura con cuidado.
Lo más importante es prestar atención al diálogo y seguir los pasos uno detrás de otro, sin tener prisa por empezar ni por acabar. Lo primero es colocarse bien: de rodillas, con quince centímetros de separación entre tus rodillas y entre tus pies (las piernas quedan paralelas en el suelo debajo de las caderas). Lo segundo es colocar las manos detrás de las caderas, en la zona lumbar, con los pulgares hacia afuera y los dedos hacia abajo. Inhala, empuja las caderas adelante y deja caer la cabeza atrás todo lo que puedas, dobla la espalda hasta la mitad y quédate ahí un segundo.
Estás en un momento clave: el del agarre. Si tu espalda no se dobla lo bastante hacia atrás deberás quedarte aquí, con las manos detrás de las caderas. Si tu flexión es suficiente, entonces sí puedes bajar primero la mano derecha para agarrar el talón derecho, luego la mano izquierda para agarrar el talón izquierdo. Es importante que agarres los talones con los pulgares por fuera, un buen agarre con toda la mano, no sólo con la punta de los dedos. Pero no tires de los talones ni te apoyes en ellos, simplemente agárralos con fuerza.
Ahora es cuando empieza la postura: inhala, abre bien los ojos, exhala con fuerza y empuja los muslos, las caderas y el abdomen hacia delante todo lo que puedas. Tu torso se arquea hacia atrás y tu columna vertebral se flexiona al máximo. Trata de mantener esta máxima flexión atrás durante veinte segundos, y luego sal de la postura exactamente igual que entraste, pero al revés: pon una mano en la espalda, después la otra y sube lentamente. Date la vuelta, túmbate en Savasana y relájate durante veinte segundos. Luego repite la postura con las rodillas más separadas, a veinte centímetros.
Siempre doy los mismos consejos: es importante que pongas las manos detrás de las caderas antes de levantar la espalda. He visto a alumnos que no lo han hecho y han salido «disparados» adelante del impulso, con riesgo de hacerse daño. También es importante que te tumbes rápidamente en Savasana para evitar mareos y otras sensaciones, pues en esta intensa postura abres el pecho y de su interior pueden salir muchas cosas. He visto a alumnos ponerse a reír o a llorar después de hacer Ustrasana (Camello), en serio…
Son muchos los beneficios de esta postura. La máxima compresión de la espina dorsal estimula el sistema nervioso, mejora la flexibilidad del cuello y la columna vertebral, alivia el dolor de espalda y ayuda a curar algunos problemas degenerativos de la columna. Al expandir los órganos abdominales, previenes el estreñimiento, estiras la garganta y las glándulas tiroides y paratiroides. Al abrir el pecho, abres la caja torácica y das más espacio a tus pulmones. Y, por último (aunque no menos importante): tonificas el abdomen, reduciendo tripa y cintura. ¿Necesitas más razones para hacer el Camello?